La música aporta numerosos beneficios al desarrollo integral de las personas, tanto a nivel físico, como a nivel intelectual. Además, se consiguen despertar todos los sentidos así como las capacidades de atención y concentración.
Gracias a las nuevas tecnologías es posible ampliar los horizontes del aprendizaje musical, explorando y jugando con elementos hasta ahora inverosímiles como el propio cuerpo, frutas, plastilina, o dibujos a lápiz sobre el papel.
Makey Makey u Ototo son dispositivos que permiten convertir en instrumento prácticamente cualquier cosa (eso sí, siempre que sea mínimamente conductora de la electricidad). ¿Cómo? Pues es algo tan sencillo como construir un circuito, que cuando se activa traduce la conexión en la pulsación de una tecla del teclado o el click del ratón. Tanto Makey Makey como Ototo permiten crear varios circuitos, cada uno asociado a una tecla o pulsación diferente. Además, los sensores de estos dispositivos son tan sensibles que permiten utilizar en los circuitos materiales que conducen poco la electricidad, como por ejemplo frutas, o trazos de lápiz sobre papel.
En combinación con las capacidades musicales y creativas que proporciona Scratch, es posible cerrar el círculo de forma extremadamente sencilla. Convirtiendo las “pulsaciones” que llegan desde Makey Makey u Ototo en notas musicales, ritmos, sonidos, y movimiento de personajes, permitiendo crear historias en Scratch que incorporen interacción física real, y potenciando así el aprendizaje.